Algo nerviosillos por ir de viaje en un gran autobús, solitos sin los papis, y rodeados de compañeros partimos muy contentos, cantando por el viaje y responsabilizándonos como niños mayores de nuestra mochilas.
Cuando llegamos nos bajamos del autobús e hicimos una fila esperando a todos los compañeros.
Tuvimos la visita de un hombre prehistórico que nos constó entenderle porque no hablaba como nosotros. Pero el monitor hacía de traductor y nos explicó primeramente las normas para visitar la cueva y como iríamos organizados. Para ello escogió y nombró a dos responsables y los nombró prehistóricos de la cueva.
Y con esta sorpresa subimos emocionados al tren que nos llevaría a la Cueva de las Ventanas.
Nos hicimos fotos con las figuras de un Rinoceronte y Jabalí que están en la entrada de la cueva , porque nos explicaron que allí se encontraron restos prehistóricos de estos animales.
Y ya en la Cueva tuvimos una guía estupenda y muy simpática que nos explicó muchísimas cosas interesantes de aquella época y de como vivían en ella.
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