Ya abajo y con hambre nos esperaba una riquísima comida, pues es de destacar que la comida en el restaurante el castillo es casera y al gusto de todos.
Vimos varios animales hasta el burro Pepe.
Luego nos esperaba el taller de pintura Rupestre , y nos convertimos en prehistóricos para pintar como lo hacían ellos.
Y ya para terminar estuvimos más de una hora con la exhibición de las Aves Rapaces. Todos los que quisieron participaron muy respetuosos siempre con los animales.
Así disfrutaron de una jornada de aventura, relacionada con el medio y descubrimiento de la historia.
Toda una gran experiencia!!! Gonzalo lo disfruto muchísimo!!! Gracias!!
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